¿Cuántas repeticiones se deben de realizar para aprender un gesto técnico o acción táctica en fútbol?
En la vida debes siempre variar,
porque nunca repetirás nada.
La vida es cambio.
Los deportistas no aprenden por repetición
sino adaptando su técnica, de forma intuitiva,
a una continuidad de problemas.
Wolfgang Schöllhorn
Julián A. Muñoz-Parreño
(Extraído del libro: “Aprendizaje diferencial (el secreto de Camp Barça), neurociencia y fútbol. Una propuesta de hibridación metodológica”. Editorial MCSports, 2019).
En los últimos años, se ha producido un crecimiento exponencial de estudios que investigan el aprendizaje humano y sus bases neurofisiológicas. Sin embargo, poco se sabe si los entrenadores deportivos están al tanto de estos avances o, de la misma forma, si los aplican adecuadamente e, incluso, si éstos estarían utilizando en sus entrenamientos información pseudocientífica, de la gran cantidad que actualmente inunda las redes sociales sin ninguna base empírica. En la época educativa actual, marcada por los avances provenientes de las neurociencias, en especial de la neurociencia educativa (Sousa, 2014), resulta fundamental que los encargados de la educación o entrenamiento de las futuras y actuales generaciones posean un conocimiento mínimo de cómo el cerebro humano aprende.
Adentrándonos en materia después de esta introducción, es necesario adelantar que las metodologías de aprendizaje para ser eficaces deben de basarse en tres pautas esenciales propuestas por Marina (2011): estimulación, repetición y novedad.
Figura 1. Pautas metodológicas esenciales para mejorar el aprendizaje.
De estas normas necesarias para fomentar aprendizajes eficientes, nos centraremos en la “repetición”. La repetición es necesaria para poder arraigar los nuevos aprendizajes en áreas cerebrales implicadas en los procesos memorísticos, como puede ser el hipocampo. Como se verá más adelante, es necesario “repetir sin repetición”, máxima premisa de la variante metodológica de Aprendizaje Diferencial. En este sentido, la variedad y el cambio constante en la estimulación podrían ser más eficaces que los procesos basados en la repetición de un mismo contenido hasta ser aprendido o, simplemente, “calcado” sin poder transferirse a situaciones reales. A tales efectos, la utilización de una didáctica variada produce un incremento en la actividad cerebral de los entrenados (Sousa, 2014).
En cierto modo, los entrenamientos se han basado o se basan, en multitud de ocasiones, en la repetición de movimientos hasta que el patrón motor objetivo de aprendizaje se aproxime a lo que los expertos en un deporte realizan o al llamado “movimiento o técnica ideal”, con lo cual, el principal objetivo del aprendizaje deportivo ha sido tener como finalidad la consecución de un patrón motor ideal. Por su parte, Bernstein (1967) en contraposición con el aprendizaje realizado de esta forma tan mecánica contrastó que los movimientos nunca se repiten exactamente igual. En este sentido, Schöllhorn (2000) investiga si deportistas de élite podrían reproducir el mismo movimiento dos veces. Para ello, cuento con dos lanzadores de disco a los cuales estudia durante un período de un año. Las conclusiones a las que llega son que ningún atleta produce el mismo lanzamiento dos veces de forma similar. Por lo tanto, según estos resultados parece no ser conveniente dirigir el aprendizaje de los deportistas a la adquisición de un patrón motor ideal o idéntico a los que todos deben de aspirar, ni entrenar para repetir el mismo movimiento en competición. Esta evidencia y pautas de entrenamiento también se trasladan a las demás dimensiones o subsistemas de la preparación de un deportista (estructura condicional, estructura cognitiva, estructura volitiva, etc.). A modo de ejemplo, para trabajar la fuerza se opta por la repetición de secuencias de movimientos similares (sentadillas, saltos de vallas, etc.) realizados un número de veces prefijadas normalmente por el entrenador (6 sentadillas, 10 saltos, etc.), dejando fuera de una buena parte del proceso al deportista.
El mismo Schöllhorn (2018) sugiere un ejemplo muy claro de esta situación, para ello, nos invita a observar de qué forma se producen los aprendizajes motores en los niños pequeños vs. deportistas de élite. Si observásemos a un niño de corta edad repetir un mismo movimiento durante más de dos horas ¿qué podríamos pensar? Probablemente, que no sería normal ver esta actitud en un niño de corta edad. En cambio, si vemos a un deportista de alto rendimiento el repetir un mismo movimiento cientos de veces, seguramente lo procesaríamos como algo normal e, incluso, clasificaríamos al deportista como un gran profesional. Sin embargo, se produce una paradoja, el bebé aprenderá muchas más cosas el estar indagando espacios nuevos durante un breve período de tiempo, buscando novedades, originales formas de explorar el medio, movimientos diferentes, etc., que el deportista de élite.
Esta teoría de enseñanza-aprendizaje del deporte (Aprendizaje Diferencial) trata, por lo tanto, de enfatizar la fluctuación de los cambios mientras se realizan diferentes tipos de movimientos, lo que supone ejecutar multitud de tareas donde se acometen acciones de un deporte específico sin repetición, en lugar de realizar de forma monotemática la misma situación hasta que se domine según la considerada técnica o patrón de movimiento ideal.
Si se compara esta metodología con otras tradicionales donde prima la repetición de movimientos más o menos estructurada tenemos que, la práctica deportiva mediante la no repetición (Aprendizaje Diferencial), caracterizada por la inclusión de elementos variables al azar, aleatorios, con una mayor cantidad de perturbaciones, todo ello, con el fin de cubrir un espectro potencial más amplio de posibles soluciones, se acompaña de un mayor progreso en el aprendizaje deportivo.
Figura 2. Comparación entre diferentes metodologías de entrenamiento/enseñanza en los deportes (tomado de Schöllhorn, Beckmann, Janssen, & Michelbrink, 2009).
Como ejemplo de todo esto, en una investigación realizada en el fútbol, Trockel y Schöllhorn (2003) seleccionan para su investigación la acción técnica de tiro a portería. Para ello, colaboran 24 futbolistas de un equipo de 4ª división alemana. La intervención se prolonga durante 6 semanas, con 2 sesiones de entrenamiento en cada una de ellas (en total 12 sesiones) y una duración de 20-30 minutos, las cuales se realizan adicionalmente a las sesiones de entrenamiento del equipo. Un grupo entrena con metodología clásica y otro con diferencial. Para crear estos grupos, los deportistas realizan una prueba de lanzamiento a puerta con portero, dividiendo el equipo en grupos paralelos con el mismo rendimiento. Al final del programa de intervención repiten la misma prueba para comprobar si existen diferencias entre los dos grupos de investigación. Los resultados finales para el grupo entrenado con el método tradicional indican que se producen en algunos futbolistas mejoras, otros se mantienen en el mismo nivel de rendimiento y, algunos de ellos, tienen una disminución de su nivel respecto al inicial. Por otro lado, el grupo entrenado con metodología diferencial la mayoría aumentan su rendimiento, uno se mantiene en el mismo nivel, mientras sólo un disminuye su rendimiento. Si todo esto se observa de forma grupal, existen unas ganancias significativas al final del período de entrenamiento a favor del grupo que entrena con Aprendizaje Diferencial. A modo de conclusión de este estudio, estas diferencias estadísticamente significativas se deben a diferentes enfoques de entrenamiento (Aprendizaje Diferencial vs. aprendizaje tradicional), ya que la intervención se realiza de forma adicional al entrenamiento habitual del equipo.
Por último, el Aprendizaje Diferencial corresponde a una forma intrigante de aprendizaje, debido a que nuestras estructuras cognitivas, condicionales, afectivas, emocionales, sociales, etc., se deben de enfrentar continuamente a algo nuevo, a la incertidumbre. En los niños, el aprendizaje ocurre más por la exploración que por la repetición. Esta exploración, significa variabilidad, es decir, las diferencias que se establecen entre dos eventos sucesivos. Numerosas investigaciones en diferentes deportes y en deportistas de múltiples niveles de rendimiento y edad, no sólo han demostrado tasas significativas más rápidas y niveles de rendimiento más elevados después de un programa de intervención en Aprendizaje Diferencial, sino que, también, se han producido aumentos en las medidas de aprendizaje. Estos avances no sólo se han obtenido en el ámbito técnico, en el táctico también se producen las mismas ventajas.
Por todo ello, parece que ha quedado claro que la respuesta a la pregunta que realizábamos en el epígrafe de este artículo es que no es necesario repetir una acción para que se produzca un aprendizaje superior en fútbol.
Referencias
Bernstein, N. A. (1967). The Coordination and Regulation of Movements. London: Pergamon Press.
Marina, J. A. (2011). El cerebro infantil: la gran oportunidad. Barcelona: Ariel.
Schöllhorn, W. I. (2000). Applications of systems dynamic principles to technique and strength training. Acta Academiae Olympiquae Estoniae, 8, 67-85.
Schöllhorn, W. I. (2018). DLS Certification Course (Level 1: Soccer). Recuperado de https://hub-soccer.com/
Schöllhorn, W. I., Beckmann, H., Janssen, D., & Michelbrink, M. (2009). Differenzielles Lehren und Lernen im Sport. Ein alternativer Ansatz für einen effektiven Schulsportunterricht. Sportunterricht, 58(2), 36-40.
Sousa, D. A. (Ed.). (2014). Neurociencia educativa: Mente, cerebro y educación. Madrid: Narcea Ediciones.
Trockel, M., & Schöllhorn, W. I. (2003). Differential training in soccer. En W. I. Schöllhorn, C. Bohn, J. M. Jäger, H. Schaper, M. Alichmann, European Workshop on Movement Science. Köln: Sport und Buch Strauß, 64. Recuperado de http://www.sport.uni-mainz.de/Dateien/tws_ dtfussball.pdf